miércoles, 27 de febrero de 2008

huelga de disney en el 1941

Huelga en 1941
En 1941, Herbert Sorrell, el principal líder sindical entre los trabajadores de Disney, intentó negociar el reconocimiento del SCG, pero fue rechazado. Animadores que tenían una posición importante dentro de los estudios, como Art Babbitt y Will Tytla, abrazaron la causa de sus compañeros. Disney lo consideró una traición personal, y despidió a Babbitt y a otros 16 trabajadores. El 28 de mayo gran número de trabajadores fueron a la huelga. Esa mañana, cuando Disney llegó a los estudios, los encontró bloqueados por cientos de piquetes de huelga.
A medida que continuaba la huelga, la tensión fue creciendo. El personal de los estudios quedó dividido casi al 50% y hubo varios conatos de enfrentamiento. El propio Disney, según algunos testimonios, estuvo a punto de llegar a las manos con Babbitt.
Poco antes del final de la huelga, Disney, a sugerencia de Nelson Rockefeller, director de la agencia de relaciones con Latinoamérica en el Departamento de Estado, partió de gira a Latinoamérica como embajador de buena voluntad, lo que contribuyó a enfriar los ánimos entre las partes enfrentadas.
Finalmente, Disney, influido por la opinión pública favorable a la huelga, y gracias la mediación del gobierno federal y de varios grupos de presión (entre ellos su principal acreedor, el Bank of America) aceptó reconocer al sindicato. La huelga terminó el 29 de julio, después de nueve semanas. Los trabajadores obtuvieron mejoras salariales y se acordó un sistema para reconocer su trabajo en los títulos de crédito. Sin embargo, el regreso a la normalidad no fue tal, ya que Disney no perdonó nunca a los huelguistas. Algunos fueron despedidos en cuanto la ley lo permitió, y otros optaron por irse ante la hostilidad que vivían en su entorno laboral. Entre los que, por una u otra razón, terminaron por abandonar la compañía estaban Vladimir WilliamLa huelga arruinó la imagen de Walt Disney Company como empresa paternalista y armónica que había predominado en los años treinta, pero no disminuyó en absoluto la aceptación de la marca por parte del gran público.













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